
El uso de música y canciones para la didáctica de la lengua y la cultura no es novedoso. Ha venido siendo utilizado durante décadas por profesores de idiomas de todas las nacionalidades. No es de extrañar ya que, por una parte, música y canciones son una de las manifestaciones culturales más apreciadas por jóvenes y adultos por igual; pero es que, además, nos remite directamente a los aspectos más lúdicos de la enseñanza, aproximándose como ningún otro recurso a la máxima de “enseñar deleitando” o, en el caso de nuestra propuesta, “aprender disfrutando”.
Los recursos generados por la industria musical han motivado tradicionalmente a muchos jóvenes para aprender un idioma de forma que pudieran entender las canciones de sus artistas favoritos o cantar sus letras de referencia, algunas de los cuales son o han sido auténticos himnos generacionales. Las canciones son, por tanto, recursos auténticos con un tremendo potencial didáctico bien para su uso en el aula de idiomas, bien como recurso de estudio y práctica lingüística autónoma.
Además de los documentos escritos (letra) y sonoros (la canción propiamente dicha, con su partitura y su melodía), hay una gran variedad de materiales auténticos con potencial didáctico generados por la multimillonaria industria musical: además de CDs y DVDs, revistas y fancines musicales, video-clips musicales, carteles y afiches, artículos y perfiles personales, anuncios televisivos, bandas sonoras de películas, páginas web, blogs y foros especializados, etc. Ésto nos va a permitir desarrollar gran variedad de materiales para enseñar diferentes elementos lingüísticos, comunicativos, socio-culturales, etc. contando con la participación activa de los propios estudiantes, cuyos intereses, preferencias y necesidades apoyan aún más si cabe el carácter motivador y lúdico de estos materiales ya en sí amenos.
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